El 3 de junio de 1769 el navegante inglés James Cook, el astrónomo británico Charles Green y el naturalista sueco Daniel Solander observaron y grabaron el tránsito de Venus en la isla de Tahití durante el primer viaje de Cook alrededor del mundo.
Durante un tránsito, Venus aparece como un pequeño disco negro viajando a través del Sol. Este fenómeno astronómico inusual tiene lugar en un patrón que se repite cada 243 años. Incluye dos tránsitos con ocho años de diferencia, separados por pausas de 121,5 y 105,5 años (el modelo real es más complicado y cambia a lo largo de muchos milenios, los años considerados tendrán una validez de unos pocos miles de años).
Estos hombres, junto con un equipo de científicos, fueron comisionados por la Royal Society de Londres con el objetivo principal de ver el tránsito de Venus, no solo porque sus hallazgos ayudarían a expandir el conocimiento científico, sino que sería de ayuda con la navegación calcular con precisión la longitud del observador. En ese momento, la longitud era difícil de determinar y no siempre precisa.
Una «misión secreta» siguió a la de tránsito, e incluía la exploración del Pacífico Sur para encontrar la legendaria Terra Australis Incognita o «tierra desconocida del sur» La Royal Society estaba muy decepcionada con los resultados de los datos recogidos en el tránsito y el informe de Cook. Los observadores de Tahití tuvieron problemas con el calendario de las fases y sus dibujos fueron inconsistentes. Más tarde se descubrió que esto era cierto también con los observadores en las otras localidades. Todos los observadores señalaron una neblina o "gota negra" que parecía seguir a Venus, por lo que era muy difícil registrar el momento de entrada y el de salida del Sol.
La Royal Society decidió culpar a Green por lo que creía que era un fallo en la observación, quien murió en el viaje de regreso a Inglaterra. El reproche de Cook fue tan fuerte que fue tomado de los procedimientos oficiales de la Sociedad. A Green no se le dio la oportunidad de presentar personalmente sus propios datos ni pudo defenderse por sí mismo.
El artículo de Halley de 1716 llamaba a los observadores para presenciar el tránsito en varios lugares del mundo. La respuesta de la comunidad científica fue asombrosa. Hubo al menos 120 observadores en sesenta y dos puestos individuales para el tránsito de 1761. Las observaciones se realizaron no sólo en Europa, sino también en Calcuta, Tobolsk, en Siberia, el Cabo de Buena Esperanza y San Juan de Terranova, entre otros.
La visión de 1769 también resultó ser un gran esfuerzo internacional. Incluso a pesar de la Guerra de los Siete Años entre Gran Bretaña y Francia, el Almirantazgo británico le concedió paso seguro al astrónomo francés, Alexandre Guy Pingré para ver el tránsito de 1761.
Durante el viaje de Cook a Tahití, el gobierno francés instruyó a todos sus hombres de guerra no perjudicar al Endeavour, ya que era "de las empresas que le serían útiles a toda la humanidad".2 Con los tránsitos de Venus, los astrónomos del siglo XVIII, ilustraron la unidad en la comunidad científica.
No ocurrió lo mismo con los relevantes astrónomos Mason y Dixon, que fueron atacados por los franceses, mientras viajaban (sin éxito) a observar el tránsito de 1761 en Sumatra. El registro del momento exacto de las fases fue imposible debido a un fenómeno llamado «efecto de la gota negra».
Originalmente, se creía que el efecto provenía de la densa atmósfera de Venus, pero la turbidez era demasiado extensa para que este fuera el motivo. Estudios recientes revelan que en realidad es la turbulencia en la atmósfera terrestre que conduce a ver manchas en Venus. Acompañado por los funcionarios españoles, el astrónomo Jean-Baptiste Chappe d'Auteroche conjunto de un largo viaje hasta el extremo sur de Baja California, donde llegó en mayo de 1769. Convirtió un granero abandonado en los terrenos de la misión de San José del Cabo Auñuití en un observatorio. Su expedición fue un éxito, pero después casi todo el personal Chappe, incluido el propio astrónomo, murió de una epidemia.
Vamos a aprender un poco sobre la manera que secalcula la distancia entre los planetas:
Historia
Los antiguos llamaron
eclíptica a la línea del cielo en la que se producían los eclipses, que
coincide con la línea del recorrido aparente anual del Sol a través de las
constelaciones del zodíaco.2 La cosmología de la Antigüedad describía el
movimiento del Sol animado de dos movimientos, uno diario de Este a Oeste y
otro retrógado, de 1° diario hacia el Este, cuya proyección sobre la esfera
celeste denominaron eclíptica.
El plano de la
eclíptica está inclinado respecto del plano del ecuador. La oblicuidad de la
eclíptica fue medida por el astrónomo griego Eratóstenes en el siglo III a. C.,
dándole un valor de 23° 51’ 19", aunque algunos historiadores sugieren que
el cálculo de éste fue de 24°, debiéndose el dato a posteriores observaciones
de Claudio Ptolomeo.
La eclíptica y la
Tierra
La eclíptica se
interseca con el ecuador celeste en dos puntos opuestos denominados
equinoccios. Cuando el sol aparece por los equinoccios, la duración del día y
de la noche es aproximadamente la misma en toda la Tierra (12 horas). El punto
de la eclíptica más al norte respecto del ecuador celeste se denomina solsticio
de verano en el hemisferio norte y solsticio de invierno en el hemisferio sur;
y el punto más al sur recibe las denominaciones opuestas. Es precisamente la
falta de perpendicularidad entre el eje de rotación propio de la Tierra y el
plano de la eclíptica la responsable de las estaciones.
Como se puede
observar, el eje de rotación de la Tierra se encuentra inclinado respecto al
plano de la eclíptica.
La eclíptica y el Sol
Al transcurrir cerca
de 365,25 días al año y tener 360° una circunferencia, el Sol aparenta recorrer
aproximadamente casi un grado cada día a lo largo de la eclíptica. Este
movimiento es de este a oeste y opuesto al movimiento de oeste a este de la
esfera celeste.
La eclíptica y la Luna
En la foto, tomada en
1994 por la sonda lunar Clementine, se aprecia en primer plano la Luna
iluminada por el reflejo de la Tierra, el Sol asomando por detrás y a su
izquierda, prácticamente alineados Saturno, Marte y Mercurio.
La órbita de la Luna
está inclinada aproximadamente 5° respecto de la eclíptica. Si durante la luna
nueva o luna llena, ésta cruza la eclíptica, se produce un eclipse, de sol o de
luna respectivamente.
La eclíptica y los
planetas
Las órbitas de la
mayor parte de los planetas del Sistema Solar están contenidas en la eclíptica
o muy próximas a ella (excepto Plutón considerado planeta anteriormente4), ya
que nuestro Sistema Solar se formó a partir de un gigantesco disco de materia,
de modo que, tal como muestra la fotografía, en el cielo se aprecia que su
desplazamiento ocurre próximo a la eclíptica por la que aparenta moverse el
sol.
La eclíptica y las
estrellas
En cualquier época del
año se nos muestran durante la noche las estrellas situadas en el lado opuesto
al Sol, ya que cuando la Tierra gira y se hace de día, por efecto de la luz
solar, las estrellas situadas en su misma dirección permanecen ocultas a
nuestra vista. Las constelaciones, a medida que la Tierra orbita alrededor del
Sol, van desplazándose en el cielo nocturno a lo largo del año, desapareciendo
de nuestra vista y volviendo a aparecer en la misma posición justo un año
después.
Tal cosa sucede, sin
embargo, en las cercanías de la eclíptica, ya que a medida que alejamos nuestra
mirada de dicho plano, sea al sur o al norte (según el hemisferio en el que nos
encontremos), el movimiento de las estrellas con el paso de los días y meses es
cada vez menor, llegando a permanecer virtualmente inmóviles a lo largo del año
en las proximidades de los polos celestes como lo está la Osa Menor visible en
el hemisferio norte, referencia que ha permitido a los navegantes durante siglos
alejarse de las peligrosas costas durante la noche manteniendo el rumbo hacia
puerto seguro.
Por convención, la
eclíptica está dividida en 12 zonas, en las que están situadas las 12
constelaciones que constituyen el zodiaco, de forma que cada mes el Sol recorre
una de las constelaciones que corresponden a los signos del zodíaco,
precisamente aquél que no vemos durante la noche.
Hay quienes sostienen que el
sol atraviesa 13 constelaciones reales, las doce zodiacales más conocidas y
Ofiuco que es una constelación que el Sol recorre entre el 29 de noviembre y el
17 de diciembre; por lo que debería agregarse un signo al zodíaco.
Esto
confunde los principios de la astrología con la astronomía. Hay doce signos
astrológicos por una necesidad de armonía matemática de dividir el espectro del
cielo en doce zonas, como sucede con el espectro musical, y no por la presencia
de las constelaciones. El agrupamiento de estrellas que designamos como Piscis,
por ejemplo, no se corresponde con el signo astrológico que lleva el mismo
nombre. Por lo que podemos dibujar nuevas constelaciones en el plano de la
eclíptica, pero siempre serán doce signos.
Eclíptica
La eclíptica es la línea curva por donde «transcurre» el Sol alrededor de la Tierra, en su «movimiento aparente» visto desde la Tierra. Está formada por la intersección del plano de la órbita terrestre con la esfera celeste. Es la línea recorrida por el Sol a lo largo de un año respecto del «fondo inmóvil» de las estrellas. Su nombre proviene del latín ecliptĭca (linĕa), y este del griego ἐκλειπτική (ekleiptiké), relativo a los eclipses.
Plano de la eclíptica se denomina al plano medio de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Contiene a la órbita de la Tierra alrededor del Sol y, en consecuencia, también al recorrido anual aparente del Sol observado desde la Tierra. Este plano se encuentra inclinado unos 23° 27' con respecto al plano del ecuador terrestre.
Formalmente, el plano de la eclíptica es el plano perpendicular al momento angular del sistema tierra-luna en su movimiento alrededor del sol que pasa por el centro de la tierra, y la eclíptica la intersección de este plano con la esfera celeste.
La órbita de la Tierra alrededor del Sol define el plano que contiene a la eclíptica y, por tanto, el del movimiento aparente del Sol visto desde la Tierra.
Inclinación orbital
La inclinación orbital es el angulo que forma el plano de la órbita (plano orbital) de un astro con respecto a un plano de referencia. En el Sistema Solar, para los planetas se usa como referencia el plano de la ecliptica. Se mide en grados sexagesimales. La inclinación orbital es uno de los parámetros de los seis que se emplean para determinar una órbita en general.
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